”En cambio, al trabajar infiltrado, te alejabas de los confines de la seguridad de la justicia y entrabas en un mundo de depravación. Veías cómo los humanos eran depredadores unos de otros, y no había nada que pudieras hacer al respecto sin destrozar tu tapadera. Tenías que tragártelo y vivir con ello, por el bien del caso. Bosch deseaba irrumpir en esa caravana y salvar a la mujer de otro minuto de abuso, pero no podía hacerlo. Todavía no. Estaba buscando una justicia mayor.
Michael ConnellyLas dos caras de la verdad