”Incluso cuando la investigación lo había tenido más absorto, al doctor Merriwether le gustaba al menos la idea de ejercer como médico. Por supuesto, estaba el placer real de aliviar el dolor, pero también algo más: había vislumbrado desde hacía mucho una relación importante entre la práctica de la medicina y la de los poetas y comadronas a quienes incluso los Merriwether de mente más comercial respetaban. Muchos poetas habían sido médicos o hijos de médicos. El doctor Merriwether suponía que dicha conexión estaba relacionada con la importancia de la crisis humana en ambos oficios. Los médicos y los poetas tenían que tratar con esencias; conocían la confusión y el misterio del sufrimiento, la desproporción entre el ser humano en tanto que complejo químico y el ser humano deshecho por la muerte.
Richard G. SternLas hijas de otros hombres