Cuando Mis cuentos africanos llegó a mis manos, lo primero que atrajo mi atención fue el pronombre posesivo que encabezaba la traducción del título al español. Diría que se trata de un acierto editorial, porque estos cuentos, que se anuncian como propiedad de Nelson Mandela, nos tientan a asomarnos a la mente del personaje atractivo que fue a lo largo de su vida.
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