La herencia como presente griego

Con “En el bosque”, segunda novela de la escritora norteamericana Katie Kitamura nos entrega una magnífica reflexión sobre la herencia, las revoluciones y la muerte.

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Aquello que has heredado de tus padres adquiérelo para poseerlo
Goethe

 

N o hay dudas de que la pregunta fundamental en relación a la condición humana es la de la muerte. Dejemos a la parca en paz por el momento. Creo que después de esa cuestión capital, la más importante es la del talento. El modo en que este transforma la vida individual, desarrolla la colectiva y como el impulso del talento está en manos de unos ciertos individuos y no de otros, es una cuestión a atender. Después de este tópico, en tercer lugar de importancia: la herencia recibida. Creo que nada, fuera de la muerte, afecta el tránsito de la vida humana como estas dos circunstancias.  El talento a modo de don recibido por obra del azar, la genética o algún misterio que se podría abordar en la pregunta: ¿por qué algunas personas reciben belleza, inteligencia, dotes y otras nada? ¿De dónde se reciben estos dones, quién los reparte? Esta cuestión podría considerarse la mayor hipótesis metafísica a la que puede aspirar un materialista. Si existe un dios cruel, su sombra se proyecta en la disparidad con las que reparte los dones.

 

Es tal la importancia del talento que el Cristo se toma la molestia de mencionarlo en una parábola¹Evangelio según Mateo cap. 25, vers. 14-30 en la que habla con indulgencia²Recordemos que cuando Jesús es cuestionado sobre la posibilidad de pagar impuestos dice cándidamente: “Al César lo que es del César” como si las cosas del César no pudieran tener un conflicto con las cosas de Dios. Por otro lado cuando azota a los mercaderes del templo o se refiere al rico que no entrará al reino de Dios antes que un camello pase por el ojo de una aguja la referencia es de desprecio a lo material. de los bienes materiales y de cómo son distribuidos entre los que más capacidad tienen. Cristo no revela el capricho de las condiciones por la que algunos siervos reciben más que otros, tampoco explica por qué aprueba al que progresa en base a los intereses bancarios. Es curiosa la posición de Jesús respecto a los dones representados en monedas que no por casualidad se denominan “talentos”. Esta parábola es sin dudas responsable de una parte (posiblemente la más siniestra) de la ética protestante.

En ese orden de razonamiento, la herencia³Para quien esté interesado en indagar sobre el concepto de herencia recomiendo un cuento que trata el tema con una profundidad como pocos. El cuento es “El gato con botas” de Charles Perrault incluido en Cuentos de mi madre la oca – Editorial Losada. Otra referencia indiscutible es Dostoyevski y principalmente su novela “Los hermanos Karamazov”. sería una especie de don secular: aquello que se recibe de los antepasados a manos de los padres y que puede equiparar lo no dado por natura o hundirlo definitivamente; y es que a veces, los dones y las herencias, son una desgracia.

“En el bosque” es la segunda novela de Katie Kitamura, escritora, periodista y crítica de arte norteamericana de ascendencia japonesa nacida en 1979 en Sacramento, California. La novela se inicia con un sonido cuya fuente no puede ser detectada: aparece el sonido y su esencia fantasmal que anuncia, como ningún otro, el carácter larvario de las revoluciones. Hay una casona señorial, hay sirvientes oprimidos y por lo tanto hay una revuelta en puerta.

Tom dirige el rancho de su padre, un hombre hosco, manipulador y profundamente egoísta que ha sabido ganar las vastas porciones que territorio que conforman la granja, extensiones tan desmesuradas que se miden con la resistencia de un caballo. El padre, cuyos deseos y designios son un misterio (será nombrado en toda la novela como “el viejo”), está preparando un casamiento concertado y el traspaso de su legado a Tom. Esto ocurre mientras, en el pueblo y entre los criados de la casa, hay rumores de revuelta.

La estructura de la novela se dispone en dos partes: “La montaña” y “El bosque”. Podríamos decir también “lo uno” y “lo múltiple” y es ese el posible recorrido que nos propone la escritora: ir del absurdo de lo individual y lo privado al absurdo del caos colectivo, porque cuando esta revolución se manifieste lo hará con un carácter no menos irracional y brutal que el del sistema que quiere derrocar.

La montaña

Todo casamiento requiere de una novia. De la muchacha en cuestión solo sabremos que no es muy bonita, que “su fama la antecede” y que recibirá un anillo que perteneció a la difunta madre de Tom, como prueba material del compromiso. Alguna reserva de Tom, una pequeña demora y un error mínimo de cálculo alcanza para que el viejo tome a la prometida de su hijo para sí. Te lo doy, te lo quito, con la economía de que el anillo se queda en la misma mano.

Cuál es la diferencia entre una montaña y un volcán: una explosión. Mejor, una explosión inesperada, el resultado de fuerzas que se estuvieron incubando pacientemente en la tierra, invisibles, a la espera de su tiempo.

La vida en el rancho parece dilatarse hasta que la naturaleza toma posición aportando el caos de una erupción volcánica que viene a imponer su mandato sobre lo cotidiano. Estalla el volcán llenando todo de lava y niebla. La ceniza, con ese destino del final de todo, es el comienzo de una catástrofe patrimonial y nunca más oportuno el calificativo.

En medio de la niebla que produce la ceniza la muchacha se va a embarazar, no sabremos de quién pero si de quién no. Lo seguro, en este caso, es que el niño pasará a formar parte de la hacienda.

El bosque

La revolución que se manifiesta como la explosión del volcán, se gesta en murmullos, señales, sonidos de bosque, invisibles hasta cierto punto para algunos o mejor dicho subestimados por un hijo que, por soberbia, está acostumbrado a confundir la herencia con el don.

Cuando se disipa la niebla lo que acecha a la granja y al viejo es el bosque y ya conocemos la tradición que tienen los bosques de conspirar contra reyes. Sin embargo, esta no será una revolución reparatoria sino más bien absurda, que no busca lo colectivo como salida sino como revancha contra la concentrada propiedad privada a través de la fragmentación en parcelas, también privadas, minúsculas y compartimentadas hasta lo inútil.

El balance final de la herencia de Tom será una muchacha y su hijo bastardo, los límites imprecisos de una pequeña granja y la asíntota agonía de un padre que se niega a morir, aunque la vida que le quede sea a cuenta de cantidades de opio imposibles de proveer. La vida del viejo: esa última posesión que se niega a entregar y es custodiada por un hijo aún a costa de la seguridad de su propia vida. ¿Por qué Tom cuida de este modo a un padre que salvo la vida nada le dio? Acaso porque entiende que este cuidado es el único legado que verdaderamente se puede tener.

Tal vez, una clave de lectura de esta novela sea la tragedia de Tom y ya sabemos que toda tragedia, desde los griegos en adelante, es la historia de un hombre que estaba condenado desde el principio.

Notas

• 1
  Evangelio según Mateo cap. 25, vers. 14-30
• 2
  Recordemos que cuando Jesús es cuestionado sobre la posibilidad de pagar impuestos dice cándidamente: “Al César lo que es del César” como si las cosas del César no pudieran tener un conflicto con las cosas de Dios. Por otro lado cuando azota a los mercaderes del templo o se refiere al rico que no entrará al reino de Dios antes que un camello pase por el ojo de una aguja la referencia es de desprecio a lo material.
• 3
  Para quien esté interesado en indagar sobre el concepto de herencia recomiendo un cuento que trata el tema con una profundidad como pocos. El cuento es “El gato con botas” de Charles Perrault incluido en Cuentos de mi madre la oca – Editorial Losada. Otra referencia indiscutible es Dostoyevski y principalmente su novela “Los hermanos Karamazov”.